tres poemas de Antonio Berlanga Pino...
deseos, ni
boca, ni oído,
sólo tiene un
perfil adulado
por la
despoblada quietud
de la luna.
Si fuera una
persona o estatua
no tendría
cabida en un limbo
de sal, ni siquiera tendría
ese honor. No
viraría jamás
su rostro,
porque sus ojos
son de
antemano ciegos,
en la breve
distancia, como
el cimero rayo
de sol
se hace
catarata
en un caudal
de destello,
en unos ojos
que fueron
largamente
entoldados
por la
superficie de la tierra.
Ciegos por
voluntad, de una
ceguera que
fabrica cada día
muros
de férrea longitud,
duros hasta su
raíz
endiosada, y
lo sabe
y lo confiesa
con palabras
perdidas y
pasos de silencio.
Pero he ahí
la evidencia,
oh estrellas,
oh mundos
de piedra,
ventanas tupidas
con una masa
de yeso hecha
con los dientes,
o con la lengua,
para no oír
la dulzura
del agua, o
la eterna canción
del fuego, en
huella o ceniza,
lejanía que no es
bloque
en el camino
para la infinita
rueda del
“ser”
Pero tú
asciendes con tu perfil
de hielo de inviernos
amigos,
de frío que
no es blanco
sino gris,
que expresa
lo
inexpresivo.
Pero he ahí que
los hijos
de la luz van
con la voz
rasgada de
comunicativa
antorcha, y a
cada minuto
una estela de
palabras va
sembrando raíces,
de alimento
en la tierra,
y huellas
en los
hombres, y la verdad
es un eco
irrompible
que no le
cuesta nada
manifestarse.
En
el recuerdo del inmortal
Federico
García Lorca, cuya
huella
es una savia lírica que
no
ha de extinguirse.
PASIÓN
La verdad fue un agua que salió del costado,
de su dolor sin mares, que nadie comprendía,
valle de flor en fuga que no se ha cerrado,
donde la savia suena la roja melodía.
El mundo es lo cruel, el corazón lo alado
en busca de una savia de mieles todavía,
que se agite como olas o telúrico prado,
hasta ceñirse de ansia en una boca fría.
Así pues, ya reposas, mar o espuma de cielo,
tu perfil tan innato, misterioso de arena,
y tu siglo que canta y ora en el doble hielo,
tu tallo de cal dura en un inicio de pena,
y tu verde violín en la roca en celo,
que como nieve en duda el aire sólo drena.
“La
palabra, pieza o unidad de lenguaje,
para que el poeta edifique su único
posible: el misterio”
Al bibliófilo Bernhard Frank
LA PALABRA
Si no te
conociera
no me sabría la
palabra
en su mismo
tallo o raíz
de ansia aguda,
en el vacío
seno de la boca.
No me hubiera
hecho
sitio su
silencio, como
un pájaro de
nieve,
que no tiene
alas, sino
dos soledades
inmensas,
que no ascienden
en la luz
sino en la
sombra.
No la hubiera
visto
soñar el hondo
sueño
de los sauces, sus
raíces
profundas que
sueñan,
como un
alimento,
el misticismo de
la tierra,
hasta desnudar
un frío.
No me hubiera
dicho un “sí”
en la pulpa
arenosa
de los labios,
entre bordes
de cenizas y
fruta harapienta,
abriendo una extraña
línea blanda, o
un agua
enferma de sueño
y sonido.
Si no te
conociera no
hubiera visto
amar
desde el océano
del pensamiento
a un fondo
ciego, y
alcanzar lo inefable,
celebrando el
misterio,
como el que vive
y ama.
Antonio Berlanga Pino, natural de Álora provincia de Málaga, Andalucía, España.
Ha publicado siete libros (poesía y teatro):
Belleza
crepuscular, 2007, La serpentina andaluza,
2008, Atalaya
de romances andaluces, 2008,
Amante
paloma, 2009 y las obras teatrales La imagen de
la rosa y Madre amantísima, 2009. Ha
sido finalista en 2007 y 2008 del "Certamen de poesía del "Centro de
Estudios poéticos de Madrid" y ha obtenido tres premios de poesía y relato
en Málaga. Ha publicado en la revista internacional y políglota de poesía y
dibujo "Álora la Bien Cercada" en "Azahar" Conil (Cádiz) y
en la revista hispanoamericana de cultura Astrolabium.
agradezco la cortesía del poeta antonio berlanga en la publicación de estos poemas. gracias!
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