LA MENTIRA MAS ANTIGUA.
No sé si fue el elefante encadenado a una bola de hierro que creo haber visto en el portal del Teatro Martí, o la Virgen del Camino en su isla de promesas y gladiolos por donde pasan los vehículos cuando llegan a La Habana por la Carretera Central. No logro precisar cuál es la imagen más antigua que guardo de la niñez cuando mis padres dejaron el pueblo de Madruga y se mudaron para la capital. A veces pienso que el paquidermo en la esquina de Dragones y Zulueta es un recuerdo inventado. Pero siempre me faltan deseos para averiguar en los archivos si en la década del sesenta hubo algún espectáculo que incluyera la exhibición de un elefante en la entrada del popular teatro vernáculo. Después, en la escuela primaria Rubén Martínez Villena, de Luyanó, una gordita llamada Sonia me decía con la mayor seriedad del mundo que ella tenía un elefante pequeño en el patio de su humilde casa; que el animal se lo había regalado su tío, un chofer de Ómnibus Urbanos. Todos los días, Sonia traía al aula una historia nueva sobre su elefante. Es la mentira más antigua que recuerdo y más deliciosa que las que yo podía contarles a mis compañeros de colegio.
foto de Lázaro Sarmiento
Lázaro Sarmiento Sánchez
Escritor cubano. Residente en La Habana.
gracias a lázaro por su colaboración...
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