El Cristo de la Habana, de Gilma Madero.
Hoy los dejo en companía de dos poemas de Vega Chapú y les deseo un muy feliz domingo a todos.
PASIÓN POR MI
OFICIO.
Heme dispuesto a
revelar con el silencio de las palabras
todo cuanto de
frívolo acoge mi corazón impuro
como los ojos
que han subastado
más de un áspero paisaje.
Con tanta
exactitud lo dibujo
que nadie
rehusaría escuchar sus latidos.
También he
escrito con heroicidad mis versos
en cortezas
húmedas y distantes
como el abismo al
que me entrego
tan sólo para
disfrutar de la caída.
Admito que no me
pertenece la sabiduría,
sólo presto mis
manos
para que Dios
escriba
cuanto considere
justo y necesario.
PASIÓN POR LA TIERRA QUE UNO CREE SUYA.
A pesar del canto
de los pájaros,
de su festivo
trinar,
hay tanto
silencio vertido en este sitio
que parecería que
hemos sido olvidados.
También ellos nos
acercan el cielo.
¿Qué
satisfacciones puedo propiciarme bajo él?
Cuido de no
herirme
con el filo de
las palabras que definen
con precisión
el lado en que
permanecemos.
Desde aquí jamás
le he visto el rostro
a mi enemigo.
Sí su espada
filosa y extendida
cual si no
tuviese miedo
de penetrar en
ese mínimo espacio
existente entre
la luz y la sombra
que nos propicia
la sobrevivencia.
Es esta una forma
de vida
poco probable de
ser descrita
y creíble.
Ni siquiera
parece real en la imágenes
que levitan en el
vacío de mis ojos
cerrados para
solo apreciar la versión de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario