Selección de Poetas Cubanos en "Crear en Salamanca". (21/3/2020)
El blog Crónicas Aldeanas de complace en presentarles una selección de textos de 7 poetas cubanos con motivo del Día Mundial de la Poesía que publica la reconocida revista “Crear en Salamanca”. La selección estuvo a cargo de la poeta y traductora Stefania di Leo y los poetas son: Lilliam Moro (epd), Felipe Lázaro, Juan Francisco González, Eduardo René Casanova Ealo, Odalys Interián, Reinaldo García Ramos y este servidor, Félix Anesio.
En esta edición de la revista aparecen más de 50 poetas de España, Italia, Chile, Porutgal, Costa Rica, Cuba y otros paises.
Los dejo con estos poemas para que los disfruten en esta primavera 2020 marcada por la pandemia que nos agobia. Espero les sirvan de solaz y consuelo, porque el arte poético se nos hace indispensable.
Nota: la foto es de José Amador Martín.
LILLIAM MORO
(ESPAÑA-CUBA)
LA HABANA
Para Glendys Cambero
Como el amor
te adhieres en el alma con tu susurro melancólico.
Decir amor es recordarte
abrazada por álamos suntuosos,
con raíces que escarban tenazmente la tierra
buscando un asidero contra el feroz olvido.
Ciudad enardecida
entre densos vapores de sudor y lavanda,
te aquietas, sin embargo, aletargada, soñolienta,
con la apacible dejadez del verde humedecido
de tus jardines descuidados.
Te vuelves múltiple y diversa
en las piedras estoicas de las columnas y los muros,
los muros de las casas desvencijadas, carcomidas,
de puertas siempre abiertas,
con paredes rajadas por la desesperanza,
piedras que van cayendo con discreción solemne
al compás de la ruina,
como sordos latidos de un corazón exhausto.
Sembrada en adoquines o en asfalto,
impávida ante el tráfago de almas o gorriones,
transitada por miedos vestidos de paisano,
te alzas crepuscular, magnífica, maltrecha,
con tu belleza mórbida embadurnada de consignas.
No importan la erosión del polvo y el salitre,
la sordidez de las perennes cucarachas,
las aguas pestilentes,
los amorosos perros abandonados a su sarna,
los gatos del terrible festín de los hambrientos,
los cuerpos que se compran y venden por las sobras:
ciudad de socavones como desgarraduras
de un alma que no sana,
que no puede cerrar su herida, su desastre,
cada día aumentado como un remordimiento.
Oh ciudad dibujada con volutas de humo,
movida por el son que conjura la muerte,
nacida de la cópula del sueño de unos dioses:
ángel de la bahía,
alas empegotadas de melaza y penuria,
vulgaridad y alcohol,
permaneces, no obstante, con tus muertos ilustres,
con tus medias palabras contra toda retórica,
porque lo tuyo es resistir.
Quiero decir amor pero digo La Habana,
su metáfora.
Lilliam Moro (epd)
FELIPE LÁZARO
(CUBA)
PARA EL AMOR QUEDAN RECURSOS
Para Marisa
Cinco veces reclamo tu figura y estás ausente.
Cinco veces he dibujado tu mapa imaginario y estoy absorto.
Cinco veces, por numerarlas, te he recorrido distante
y aún te convoco amoroso.
Eres mar y tierra a la vez:
mujer poblada de la más estricta belleza.
Eres una larga y pausada sonrisa
o una eterna mirada sedienta placer.
Eres como eres y así te recreo.
De un pasado lejano queda la niñez.
Quedan los exilios,
acaso pasan los ismos.
Se suman las noches,
las tardes tardes,
las sábanas húmedas del amanecer
y para el amor quedan recursos.
Recordar París o Lisboa, Sevilla o Barcelona
y no digamos Madrid, donde de la prisa hicimos tiempo.
Añorar aquella noche hotelera de Cádiz,
con ron y playa,
con fuerza sexual en las venas:
Una ebriedad compartida de arena y olas nocturnas.
Y nos quedaría amarnos en La Habana,
sudando,
siempre sudando.
Y aún así seremos lo que quisimos ser:
amor y algo más que amor,
sexo y algo más que sexo,
hueco o relleno,
furia o abismo.
Amo la celosía porque vengo de amar a toda piel:
desdibujados poros impersonales,
como gotas evaporadas de vino.
¿Y qué censor mencionó el desamor?
Si ya hemos realizado lo irrealizable.
Y para repetir el amor:
Los labios son más sinceros que muchas verdades.
JUAN FRANCISCO GONZÁLEZ-DÍAZ
(CUBA)
Romería
Envanece a trasluz,
trasciende.
La bahía levanta, anega los quicios, las escaleras.
Bordea las bombillas,
invade.
Ocres tonos doran de lapislázuli
el otro lado de las pupilas.
Oferentes,
declinan los lustres,
silencian.
Aparece.
Los peldaños retumban.
Si por lo menos lloviera
¡vida mía!
antes
del mentir de ojos
de la noche.
FELIX ANESIO
(CUBA-MIAMI)
LOS SEMINARISTAS
A Osmán Avilés
Marchan por la Calle Obispo
bajo el látigo inclemente del verano.
Tras las raídas sotanas se vislumbra
el sexo de los hombres
que deben consagrarse al pudor, la castidad y la doctrina.
Las rústicas sandalias rozan los adoquines.
Como una impúdica plegaria se eleva el olor
de las axilas en el aire
envolviendo las aceras y las plazas.
Un jovencito imberbe y una niña los observan;
una beata, tras su velo, hace una extraña mueca y se
persigna
mientras el dulce canto gregoriano hechiza a cada
transeúnte.
Todos detienen su juego, su ocio o su quehacer
para verlos pasar.
De dos en dos, los seminaristas, se pierden por la Calle
Obispo.
Tuercen la esquina y se adentran por la oscura puerta del
convento,
erguidos y austeros, cargando sobre su pecho tan pesada
cruz.
Aún nos puede llenar de turbación la imagen que recuerdo.
EDUARDO RENE’ CASANOVA EALO
( CUBA)
EL HOMBRE DESNUDO
El don de la escritura
que huye dentro de una jarra
en la cornisa del mármol
y unos globos con los que mi madre sueña
y una casa de hojas y gloria ajena,
sus grietas.
Una ciudad sin azoteas,
sin galantería,
una manada de autos
que anclan en el aire sutil,
la urna donde guardo las cenizas
del país que tuve (tuvimos)
porque nuestros recuerdos
están conectados al oscuro deshacer.
Suplicio debo decir y vergüenza,
imán a la luna siempre triste sobre el sur,
sobre los abalorios de una imagen
no desierta en los mapas y fotografías aéreas,
mientras miro a través de mi ventana
la tenebrosa luz del amanecer.
Afuera mis pasos se alejan,
escojo un doble sencillo
del terrón maldito en el fondo de la botella
y pongo mis zapatos en una vitrina
donde se guarda
el terrible resplandor del hombre desnudo.
ODALYS INTERIAN
(CUBA-MIAMI)
La que luce el rostro
del amor
y puebla lo inmortal
con esos ojos
la que alivia
con su lluvia de flores venenosas
con su espiga de estrella moribunda.
La que salva y celebra
la que alimenta con su blanco maná
las sílabas y tus noches.
REINALDO
GARCIA RAMOS
( CUBA)
NO BAJO EL HIELO
a la memoria de Don Miguel de
Unamuno
¿Tendré en el destierro entierro?
M. de U.
Aterrizando
en La Guardia a las dos de la tarde
un lejano
febrero,
contemplé
desde lo alto la tierra congelada,
su aspecto
rígido cubierto por la nieve y el hielo
y las
ramas sin hojas de los árboles,
como huesos
negros de manos casi muertas
que
clamaban sin voz.
Y pensé en
él.
Cuánta
razón tenías, Maestro,
en
pedirnos cualquier paraje cálido con sol,
un sol
eterno y verdadero,
para que
tus cenizas no sintieran
esta
crispación, este afilado aire
que nos paraliza
y nos
expulsa de la fe,
esta otra
bofetada encima de la muerte.