"... allí, donde la arena esconde su latido". A propósito de la poesía de José Antonio Lago.
Desde hace algún tiempo sigo los versos del joven escritor José Antonio Lago, cubano residente en Canarias. Y es que aún a través de las vituperadas redes sociales y las azarosas páginas de la internet, uno puede, no obstante, darse cuenta del ímpetu que mueve la mano del poeta en ciernes... Si a esto le sumamos su total dedicación a la poesía, incluso en las altas horas de la noche, cuando ha de reinar el cansancio y se impone la humana necesidad del reposo, para poder acometer las tareas cotidianas a la que nos obliga la supervivencia del siguiente día, y el otro, en que debemos ganarnos el sustento, uno se percata que todo ese esfuerzo es el resultado de una vocación genuína.
Ya sabemos que no hay poeta sin vocación y no hay poesía sin entrega absoluta... Este es el caso de José Antonio, quien lucha con denuedo por domeñar la palabra bajo el imperio de la emoción poética y que logra salir airoso de la contienda. Un poeta que cree en la honestidad del verso, su verso; un poeta que prefiere la sencillez, al oropel y que nos muestra la constante búsqueda de la palabra esencial, al estilo de un Valente.
Lago es un poeta que emerge sutil en el panorama de la lírica cubana, con suavidad, sin estridencias, y que nos revela a través de esta bella imagen que allí, donde la arena esconde su latido,se fraguan cumbres majestuosas. Por todo esto, le deseamos una muy larga vida en este empeño.
Hoy les dejo con cuatro poemas breves de su libro Viaje, que obtuviera recientemente el Premio de Poesía Emeterio Gutiérrez Albelo, 2017.
José Antonio Lago, derecha, durante el acto de premiación en Canarias.
ESCRITURA
Hundo mi mano en la duna
y asoma, súbito,
un hontanar de versos.
Allí, donde la arena esconde su latido,
se fraguan cumbres majestuosas.
HACIA
EL INVIERNO
Estas hojas, huérfanas de árbol, me acompañan
con su incesante bregar
hacia el invierno.
A veces, entre la noche,
pierdo todo su aliento.
Espero no llegar solo
al abrazo de la primera nieve.
NO
ES SOLEDAD ESTE SILENCIO...
No es soledad este silencio.
Es el anuncio
del trino de algún pájaro,
de los redobles del viento,
de las nanas de la luna...
No, no es soledad este silencio.
Es tibia urdimbre de luz
que me arropa, justo,
donde la palabra estuvo.
UNA
CIUDAD ACABA...
Una ciudad acaba
para que otra empiece.
El mar, siempre, circundándonos.
Dicha, la nuestra, de habitar
esta esplendente lejanía.
De ser: tierra y agua,
que de algún modo
el viento esculpe.
Tiempo en el tiempo
del que ya ha visto descender el cielo,
hasta sus manos.
©José Antonio Lago.
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José Antonio Lago. Santa Clara, Cuba, 1972.Licenciado
en Historia por la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas. Premio de
poesía Emeterio Gutiérrez Albelo, 2017. Primer accésit en este mismo concurso,
en el año 2012. Poemas suyos aparecen publicados en diferentes antologías
electrónicas y en papel. Tiene varios poemarios inéditos. Reside en Puerto
de la Cruz, Tenerife, desde el año 2000.
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