Con su impecable lozanía
parecen estar siempre al otro lado de la vida.
Inalcanzables,
suculentos,
voluptuosos
y confiados
de una radiante belleza que no otorga nada a cambio.
Toman de la tierra su esencia, así como lo hacen los hijos
exigiendo que alguien los cultive día y noche con desvelo.
Toda vez que hemos perdido el huerto
solo nos queda evocar su belleza.
Félix Anesio
Miami, 27 de abril 2017.
Foto tomada de Internet.
Foto tomada de Internet.
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