La oculta belleza de lo horrendo... A propósito de un poema inédito.
Hoy quiero presentar a su consideración un tema que a todos concierne... Es sobre la belleza que puede yacer oculta en las cosas aparentemente feas o que se consideran desagradables en la experiencia común y que muchas veces rechazamos u obviamos.
Yo les propongo hurgar en este tema aunque pueda acaso parecer debatible y hasta contradictorio. No solo la belleza convencional es cantable. Otros aspectos de la vida que no se consideran tradicionalmente hermosos pueden llegar a serlo; es solo una cuestión de allegarse a estos y expresar nuestro sentir mediante palabras, trazos, imágenes o formas.
A continuación les dejo con el poema inédito que trata este tema y que se titula Rara avis.
Gracias como siempre por visitar mi blog.
Es
misión del artista desentrañar
la oculta belleza de lo horrendo.
Rara
Avis
¿Por
qué no morí yo en la matriz,
O expiré al
salir del vientre?
¿Por qué me
recibieron las rodillas?
¿Y a qué los
pechos para que mamase?
Job Cap. II, vs.11y 12
Se retira la bestia cansada del escarnio del día
y los escupitajos de los
proxenetas
de las carcajadas de las prostitutas
y la terrible crueldad de los niños
del tintineo de las monedas del avaro
propietario de su horrendo cuerpo.
Hiere ver la descomunal cabeza apoyada en las
rodillas
como una vetusta caracola postrada muy lejos del mar
yaciendo en el establo junto a los hermanos animales
de feria e infortunio
en busca del amparo de esa pequeña muerte
Más un buen día, la noria se detiene
y es descubierto por la Ciencia
como si se tratara de una nueva isla que fijar
en el Mapa del Imperio.
Los sabios doctores contemplan totalmente desnudas
sus jorobas toda su anatomía; su genitalia de hombre-bestia expuesta
impúdicamente
bajo las frías luces que rememoran una célebre pintura de Rembrandt.
¿Qué nueva pena habrá lacerado tu alma, John Merrick?
Dictaminan por consenso
(en esa otra feria del asombro victoriano):
que no ha de vivir por mucho tiempo
que tiene el derecho de acicalar sus greñas
y asear la piel que emana pestilencias
de cepillar los escasos dientes carcomidos
y contemplar su propia fealdad ante el espejo.
Rara avis que ha de adquirir modales por decreto
y que aún tendrá el privilegio de disfrutar del Arte
que no salva.
Mas una noche definitiva
hastiado de todo
hastiado de los hombres
hastiado de sí mismo
se reafirma como un ser libre en su albedrío
dueño de su propia vida;
dueño de su propia suerte.
Y retira los mullidos cojines de su cama de hospital
para yacer como cualquier otra persona
desnudo y sin afeites
bajo la soberana voluntad de renunciar al sol común
de las (demás) criaturas; de no concederle
ni a los dioses
ni a los hombres
ni a los astros
ni una jornada más de su existencia.
Y sueña con los ojos lúcidos y tiernos de una mujer
que lo arruya bajo la fronda de un árbol gigantesco
mientras danza, alrededor, vertiginosamente
una manada de estupendos elefantes.
Y en ese instante único
liberado y feliz
por primera vez
sonrie.
Félix Anesio
Miami, 05 Feb. 2017
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