Y que mejor manera de salutación que mostrarles un poema que he tomado de las redes sociales, y que cito:
Poema de Magali Alabau
Fotos personales
tomadas por un viejo polaco
en las ruinas
de tu casa
o la que fue tu casa.
Fotos encerradas en alguna caja sucia
cerca de un cuerpo que terminó en un hoyo.
Tumbas del silencio,
fosa puerta charco agua.
Entre el charco y el crimen, la mentira.
¿A cuál aludir primero?
Tapando los muros,
las hormigas se esconden en los huecos.
El crimen, un cuarto ensangrentado
con siniestra escalera para arrastrar los cuerpos.
Son tan duros,
hincados van sobre el concreto,
sin peligro ya,
sin miedo por atrasar la ruta.
¿Cómo extraer el ay último
del sorprendido tiro en la cabeza?
La tierra seca, amarilla verdosa,
disecada por las heces de los ciervos
y las liebres,
lubrican el terreno.
¿Cómo pensar que repentinamente
el demonio vestido de uniforme
pudo multiplicar
tantos rifles y soldados?
Las prisiones siempre han sido frías morgues
con hombres o mujeres
que revelan la única naturaleza
del universo en pleno.
Qué importan las galaxias,
los colores y hallazgos, las distancias,
si existen lugares
donde se agolpan y ajustician
las víctimas de esta dinastía.
Yo no sé su nombre.
Se reproduce y aparece en toda época.
Es omnisciente, todo lo ve y todo lo oye.
Un carnicero.
Aprendió su oficio
afilando cuchillos, y de un golpe,
arrancando hocicos a los cerdos,
restregándoles sal en las heridas.
No sé si es uno o muchos.
Gobierna un reino de órdenes
donde la palabra compasión
no se conoce.
No sé qué nombre tiene este visitante
tan famoso
que engaña
y su belleza nos deslumbra.
No sé si es él o ella.
Solo referencias aprendidas saboreando
dolor y testimonios.
A ella toda mi admiración; a ustedes, amigos de este blog, todo mi agradecimiento.
Félix Anesio
Miami, 30 de Julio, 2013.
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