“
el reverso menos cruel de la moneda”…una invitación a la poesía.
Hace algún tiempo, más precisamente, el domingo 18
de Julio del 2010 participé en una peña musical y literaria en Zugalería. Allí escuché unos versos que
hasta el día de hoy no he olvidado; tanto me gustaron que pensé que podían ser
míos—que deberían haber sido escritos por mí—, durante esas fabulaciones y
confusiones que ocurren en horas de la madrugada cuando, borracho de sueño y de
un poco de vino, el universo comienza a transformarse en un caos donde convergen
y se dispersan y se funden aspectos de la realidad y de lo onírico. Incluso, vino
a mi memoria una sentencia de un gran maestro de la literatura que una vez
expresó que un poeta podía darse por dichoso, y ser feliz, si era recordado por
uno solo de sus versos.
Aquella tarde fue pródiga en recuerdos para mí; y para la dicha de la poeta que lanzó al viento, inspirada, el verso que da
título a este post.
Claro que la poeta de que hablo tiene una obra
literaria vasta y envidiable —en el mejor sentido—; que ha sido premiada y
ampliamente difundida en muchas esquinas del orbe; pero yo sigo aún aferrado a
ese poema en particular, quizás como buen descendiente de asturianos, haciendo gala de una terquedad que ya muchos amigos reconocen.
Así, aferrado a la belleza, los dejo en compañía de
un poema de Odette Alonso, ése que es de mi predilección, repito; ése que me
hace feliz cada vez que lo recuerdo, aunque yo tenga que conformarme con el
anverso de esa moneda que todos los autores lanzamos al aire — como si en ello
nos fuera la vida—, en una suerte de juegos malabares y de azar, aunque a veces
nos haya de tocar el otro lado: el
reverso más cruel de la moneda.
Le doy gracias a Odette por aquella tarde de poesía,
música y amigos en una galería de arte que ya no existe para otros, pero que
está viva en el recuerdo de todos los que la frecuentamos en un ayer del tiempo…
Balcón Al Mar
Llego a tus costas
como al reverso menos cruel de la moneda
y tengo todo el tiempo para amarte
aunque el amor no sea más que alguna carta
a veces una espera.
Me desvisto en el muelle
me deslumbro
tiendo mi mano para hallar otra respuesta
y allí estás tú
allí vuelvo a encontrarte
toda tu firma voluntad sobre mis huesos.
La Habana
al otro lado
es una mancha
una extensa muchacha de luces en la espalda
siempre llena de veredas y centauros.
Porque no soy igual a los demás es que te amo
cuando la muerte es una rosa de los vientos
un golpe de suerte
una limpia palmada sobre el hombro.
Porque no soy igual a los demás es que te canto
que asciende mi canción buscando un puerto
un balcón frente al mar
donde dejar mi mano
donde dejar toda mi voz a buen recaudo
sobre el reverso menos cruel de la moneda.
Odette Alonso Yodú
Poeta santiaguera.
con Inés María
Odette y Midalia
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuchas gracia, Félix. Yo también vuelvo con frecuencia a ese patio de Zu Galería, a tantos recuerdos que tengo allí. La próxima vez que nos encontremos (que será pronto), éste será el primer poema que lea. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarnos vemos, odette!
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