El deber de todas las cosas...
Escribir una pequeña nota de presentación a estos seis poemas escritos por seis poetas cubanos --entre los cuales me incluyo-- residentes en varias ciudades del mundo, se me hace indispensable. Y es que cuando la vida te premia con proyectos como éste, no sientes más que un hondo agradecimiento, y una gran felicidad. Me refiero a la antología Bojeo a la isla infinita, publicada por la Editorial Betania de Madrid y por el sello Publicaciones Entre Líneas de la Editorial Voces de Hoy de Miami.
He trabajado laboriosamente mi propia selección entre los 48 poemas que aparecen en el libro; labor difícil cuando se trata de "un volumen redondo --al decir de un crítico--; que más que una antología de poetas es una antología de poéticas que dibujan otro mapa posible de esa isla discursiva que habitamos."
Dicen que no se debe ser juez y parte, pero liberado de las falsas modestias, coincido con el criterio de que esta antología es un libro inspirado, amable; un libro que nos ha insuflado un hálito mayor de vida, una bocanada de aire fresco, y un suspiro que se parece a la felicidad. Así, creemos firmemente haber cumplido con esa misión del deber de todas las cosas, de ser una felicidad.
Gracias a todos por su atención.
Félix Anesio. Miami, Marzo 2013
Dicen que no se debe ser juez y parte, pero liberado de las falsas modestias, coincido con el criterio de que esta antología es un libro inspirado, amable; un libro que nos ha insuflado un hálito mayor de vida, una bocanada de aire fresco, y un suspiro que se parece a la felicidad. Así, creemos firmemente haber cumplido con esa misión del deber de todas las cosas, de ser una felicidad.
Gracias a todos por su atención.
Félix Anesio. Miami, Marzo 2013
La loca en el taxi
Hablaba de su
hijo:
muchacho bueno
que vive en Quebec,
Omaha o Seattle
y está blanco y
gordo como la nieve,
lo cual no es un
lugar común;
en todo caso, un
mejor lugar.
Hablaba de lo
feliz que sería verlo
y supongo se
reía.
Después no dijo
más.
Por un momento
sentí que viajábamos
a la ciudad
última.
La mujer callaba.
En el retrovisor
advertí su sonrisa
delineada por
Modigliani
y recordé los
peces rojos de Matisse:
eran labios
fauvistas
donde la fiereza
del color
perfectamente simulaba
intensa vida.
Sergio García Zamora
Pretexto del animal
llevo años sin pensar
sólo te dibujo en mi absorto aislamiento
avizorando
la necesidad de otra mano cuando
todo depende ciertamente de ti
y desconoces del rito que nos unirá
al trazar la curva insolente que tu cuerpo
impone en cada estancia
como un aullido ahogándose en mis ojos
como un perfecto estado donde aunar la
lírica
a esa voz que me turba hasta la mudez
razones inequívocas que dicen / ilusamente
profetizar los siglos por venir
el pan que tendremos para salvarnos
antes que otra religión
instaure un anónimo ídolo semejante al
nuestro
idéntico a ti
pretexto que exploro por el vórtice de
estos años
sin diálogo
salvándome en la rutina del dibujo
del enmascaramiento
del juego de vestir otra piel
como si fuéramos
animal sin caza
caza sin
acechador.
Ihosvany
Hernández
La camarera sí existe o infringiendo el
protocolo
Cuando digo gracias
a la camarera que
no debería existir según el protocolo
pero existe
sobre todo por lo
que duelen las varices en su pierna derecha
además de
infringir el protocolo me convenzo
de que la
distraída camarera
me ha servido
luego existe
y yo he sido
servida
luego existo
y tú lo has
mirado todo con frustración
seguro pensando
ah, otra que ve a
la camarera
y le da las
gracias
e infringe el
protocolo.
Y se te van las
ganas de besarme
—a saber si has
tenido ganas de besarme—
porque si así
fuera seguro me habrías besado
lo cual también
habría infringido el protocolo
luego entonces
también existirías.
Sonia Diaz
Corrales
Otras fotos del héroe
Tuvo en ocasiones
unas botas que le quedaron grandes
y se las quitaba
cuando corría
sin mirar atrás
por superstición.
Le gustaban bajo
el fango, ya para hundirse,
y sus marcas en
la hierba.
Las que ahora
lleva puestas las ha ajustado por años
y se asusta en la
manía de conservarlas limpias
y de la vida
inútil al esconder sus fracasos.
Con ellas puestas
siempre recordó
que al primer
deseo le tuvo odio,
por mucho tiempo
era su mal instinto
y lo acomodaba no
sin dolor
y le pedía
disculpas para contentarse.
Los demás no le
guardaban sus ilusiones
y con el tiempo
esto ha llegado a deslumbrar su vida.
Ahora desea pasar
como un tren
por aquellos
andenes que su odio cegó,
y ver los
vitrales rotos con los que soñaba
construir los
fragmentos de su porfía
y los muslos
abiertos de su amiga,
veloces en el
disparo como un deseo incumplido.
Juan
Carlos Recio
Cabeza de familia
Alumbro el patio en la madrugada
para ver los ojos de los animales que
llegan a comer
de mis residuos.
Sus entrenados dientes hacen traquear los
huesos
con un sonido que asocio al hambre
de estos animales que no gimen, ni ladran,
no pelean entre ellos.
Se alimentan en silencio sobre la sombra
de la escasa luz,
como lo hicimos en aquellos años
en que llegué a tener la suficiente
experiencia
para llegar al tuétano
de los huesos que mi hija le había
despojado la carne.
También sobre la sombra, bajo el vaivén de
una lámpara de
/keroseno,
en silencio, como
esos animales que ahora contemplo.
Arístides
Vega Chapú
En el borde
De todos los
desiertos que habito,
ninguno tan
cruel,
como el de la
palma de mi mano.
Aridez surcada
por gastados laberintos
que proclaman, de
algún modo,
que he amado
que he procreado
que he
vivido.
Ay de mí, al
contemplar, imperturbable,
esa fecunda
aridez extendida hacia lo alto.
Hacia un cielo,
ya sin nubes, que derrame
generoso, la gota
de lluvia indispensable
que permita
cantar mi último verso.
En el borde de la
palma de mi mano
yace un abismo
insondable, que me espera.
Muy buena por nosotros esa seleccion..Gracias amigo
ResponderEliminara ti, salvador, por pasar por el blog. enhorabuena!
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