… lo más parecido
a un orgasmo.
Hay cosas que me
hipnotizan: el olor del óleo que usan los pintores, el de la tinta en los
libros y su papel mismo. Pero nada me absorbe más que la actividad manual de
alguien que sea hábil en su oficio, sobre todo los oficios más comunes: un
bodeguero que pesa arroz en una balanza, más aún si es antigua y tiene manchas
de alimento en sus comisuras metálicas, un envolvedor de regalos, un barbero
que pasa la navaja por una cinta de cuero. Cosas así. Mi mente, al percibir
todo eso, se convierte en una suerte de oleaje, la orilla vendría siendo las
manos del habiloso.
Cerca de mi casa
hay una carnicería tradicional de las pocas que quedan en este moderno
Santiago, atendida desde hace décadas por su dueño, un señor de unos 80 años.
Cuando le compro algo, me quedo pegado con los ojos y hasta el espíritu mismo a
sus manos que afilan el cuchillo, sacan pequeños cúmulos de grasa de la carne
roja... Esa precisión con que filetea un gran pedazo de ternera, la manera
verdaderamente etérea en que toma los trozos y los coloca en un papel cartucho,
me producen una sensación muy peculiar. Es lo más parecido a un orgasmo. Lo
digo en serio. No sé por que me pasa eso. Desde que era niño reacciono así. Y
me alegro de sentirlo, porque es tremendamente placentero. Siempre quiero que
no acabe nunca.
Osmani Baullosa.
Escritor cubano.
Pinar del Rio, 1972Reside actualmente en Chile.
la poetica de lo cotidiano; gracias, osmani.
ResponderEliminarPor nada!
ResponderEliminarOsmani