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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Tres poemas de Alexei Montojo.




Para mi es un placer mostrarles los poemas de Alexei Montojo, poemas románticos que fluyen con gracia y elegancia; que nos hablan del goce del encuentro y de las inevitables ausencias, tras el hallazgo del ser que lo convoca a confesar esta declaración sentida y honesta:

"Eres mi gran descubrimiento, mi hallazgo universal./Eres la hoja más verde en la tupida fronda/del árbol que no muere."

Lo felicito por estas finezas poéticas y quedo de él, agradecido.

Gracias a todos nuestros lectores.
Félix Anesio. 11/30/2011.


MARE NOSTRUM

Apenas unos pocos acordes
Y vas tomando forma.
Dejo correr mi mano por tus hilos tan claros
Que juegan a engañarme con próximos olores.
Y nos vemos por medio de la música,
Sin saber que no estamos mirándonos aquí, distraídos,
Sin darnos cuenta que otros pueden oírnos,
Que afuera quizás llaman.

Soy quien huye del mundo
para entrar en el mundo,
en la tierra que guarda todo tipo de huesos.
Soy el confesionario polvoriento y oscuro
donde el péndulo enhiesto de mis mejores noches
tiene vagos recuerdos del hambre,
del miedo y de la ausencia.
Sólo brillan las almas aturdidas y grandes
que volaban conmigo pegadas a la hierba.
Cuentan el desafío, sus alas,
a un enemigo nunca al alcance de la vista.

Eres mi gran descubrimiento, mi hallazgo universal.
Eres la hoja más verde en la tupida fronda
del árbol que no muere.
Eres una imperfecta versión inmejorable de mis sueños,
en la maraña ciega que forman el ayer
y el ahora, con vistas a una playa infinita
y a un sol imaginario.
No cuentan para nada lejanos desamores
ni los desabrazados años en lejanas leyendas.
Un mar tranquilo se abre para enhebrar orillas.

Basta que se levante una voz para que te incorpores
y desecho intenciones y aparto los regresos.
No me alcanza el papel ni el espacio
ni hace falta volver para empezar de nuevo
porque estamos aún.

(Caracas, Noviembre 1995)







DE REGRESO.

(Para Juan, que dejó a Lorca aguardándome.)

De regreso las luces dilatan mis pupilas,
Pero apenas puedo abarcar la noche esquiva y solitaria.
Viene de frente contra mí cada pedazo de urbe
Perdido en su oropel y en su esperanza del fin de la semana…
De regreso he querido atrapar su faz porque era quieta,
Pero la noche es veleidosa y no ha cedido su mansedumbre a mis embistes.
Salta la luna por la ventana que entreabrió por descuido una mano inocente,
Y su inocencia escapa con la luz.
Así es la vida: ingénua y fugaz como agua entre las manos.
De regreso no estaban ni los brazos, ni el aliento, ni la sonrisa, detrás de aquel umbral.
Sólo estaba el regreso, un calor de volumen y asombro, y una puerta.
Los tálamos que tú dejaste atrás son como páginas de un libro de leyendas.
Dejo colgada mi piel en una esquina del zaguán,
Y me adelanto a buscar nerviosamente las memorias como si se acabara mi tiempo.
Ya no están el helecho sobre aquel pedestal de barro anaranjado,
Ni el espárrago que se dejaba arrastrar con desdén por nuestro suelo,
Ni aquella orquídea blanca de dos veces al año.
He visto desfilar, de regreso, aquellas estaciones por frente a mis pupilas dilatadas.
Y no hay más que un larguísimo verano jugando al brillo de las mariposas.
Dichoso es el verano…
Y dichoso el que llega, y tras una overtura de cisnes encantados,
Embriaga de poesía su regreso.

(Julio 1, 2011)






PARA CAMBIAR TU JUEGO

Ahora que bajas por esta libertad
Y atrapas con tus ojos la desnudez de mis palabras
Derribas de golpe el miedo de tocarte
Mientras mido en papel la agitación de tu aliento indeciso.

Ahora estoy alcanzando con mi dedo
La comisura abrupta de tu sonrisa.
Ahora debes sentir junto a tu oído
El soplo velado de lo que puedo y no,
De lo que quiero y se me escapa,
Del disfraz cauteloso de tu filosofía de la vida.

Siente el festejo insomne que voy dejando
En cada palmo de tu epidermis, si al alba
O si al ocaso, estás bajando por esta libertad,
Frente a mí o yo ausente.
Si mi presencia es esa peligrosa
Ínfima posibilidad de la ocurrencia.
Si mi ausencia va de una mitad que aguarda
A una mitad que apremia.

Siente cómo te miro a través de este prisma
En que se colorea de realidad mi fantasía toda.
Siente la arista húmeda de mi paladar
Degustando el día de trabajo seco ya sobre tus hombros
Mientras bajas por esta libertad
Que rompe silenciosa el límite de todas las paredes.

Ahora estás, sin poder rebelarte,
Dentro del cerco que ejecuta mi abrazo,
Con la respiración entrecortada.
Estás como nunca antes cerca
De que alcance el vedado de tus mejores predios
Porque has tocado mi Libertad
Con dos de tus sentidos, y con el peso total
De tu insondable inteligencia.


(Caracas, Julio 1995)



Alexei Montojo, natural de Regla, Ciudad de la Habana (1962) Graduado de la Universidad de la Habana (1989) Reside en Miami.

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