10 Días
Flaquea el último escudo y piadosa desciendo a la miseria
De los temblores que me escalan, y besan como trazas
La luna que guardo sedienta, para cuando ya no estés.
Un dolor de botella destruye las formas de los libros que pudieron ser,
Lo común facilita los destrozos, harapos que preciso en el aliento de los signos.
Una mano como estación y nunca perecer ante la nueva prórroga de quedarte.
El ciego recuerdo de las caricias ausentes para tus labios, la paradoja de tu lenta
Lluvia cayendo sobre mis pechos, e ir cruzando miedos que llevan a tu despedida.
No lágrimas de esta mercader estriada de aguardos, brújulas exijo para incurrir
A oscuras en la traición de los silencios y las horas que aún manejo para cualquier cama.
Quiero la tumba de la noche o el lodo del invierno, celebro la estación que amo con migajas.
Quiero encender fósforos para esta época y tibiar el alma con arándanos
De sentido y sombras de tu cuello. Repliego el dolor tierno de tu aparición
Y amanezco de nuevo en otros labios que caen como helechos sobre tu cuerpo retirado.
Flaquea el último escudo y piadosa desciendo a la miseria
De los temblores que me escalan, y besan como trazas
La luna que guardo sedienta, para cuando ya no estés.
Un dolor de botella destruye las formas de los libros que pudieron ser,
Lo común facilita los destrozos, harapos que preciso en el aliento de los signos.
Una mano como estación y nunca perecer ante la nueva prórroga de quedarte.
El ciego recuerdo de las caricias ausentes para tus labios, la paradoja de tu lenta
Lluvia cayendo sobre mis pechos, e ir cruzando miedos que llevan a tu despedida.
No lágrimas de esta mercader estriada de aguardos, brújulas exijo para incurrir
A oscuras en la traición de los silencios y las horas que aún manejo para cualquier cama.
Quiero la tumba de la noche o el lodo del invierno, celebro la estación que amo con migajas.
Quiero encender fósforos para esta época y tibiar el alma con arándanos
De sentido y sombras de tu cuello. Repliego el dolor tierno de tu aparición
Y amanezco de nuevo en otros labios que caen como helechos sobre tu cuerpo retirado.
Un poema autentico y apasionado. Una escritora que habra que seguir, definitivamente. Tiene matices de Sylvia Plath y de Rilke.
ResponderEliminarUna agradable sorpresa! Es un placer publicar este poema de Dayne Gertrudis.
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